DE CATRES, IMPRUDUCTIVIDAD Y TRANSPIRACIÓN

Cortes de energía de casi 12 horas, seguidos de cortes en el servicio de distribución de agua, el paupérrimo servicio de internet, el calor, y otros tantos factores más atentan con cualquier intento de productividad en la provincia y sobretodo en nuestra localidad empedradeña.

Pocas son las actividades que se pueden realizar persiguiendo el sueño de traer el pan a la mesa del hogar- más si no hay donde comprar pan-. Pocos son los comercios que cuentan con el lujoso beneficio de los generadores de electricidad. Los grupos electrógenos rugían por la noche mientras otros, menos dichosos, se apantallaban con algún diario viejo en el patio de sus casas, en la vereda o arriba del catre expuesto a la morbosa dicha de los mosquitos en la noche de ayer.

Por teléfono, cerca de la una de la madrugada, las autoridades de la Dirección Provincial de Energía de la oficina local informan que “la luz podría regresar en una hora o en dos días. Imposible saberlo porque se quemaron los cables que vienen desde Chaco, nosotros no tenemos nada que ver”. Todo era desolador. Las malas palabras inundaron mi mente recordando a muchos de nuestros dirigentes. Solamente quería sentir el “aire fresco” que prometieron sobre mi rostro y que lo demás se vaya al diablo.

El mal humor brotó en mí ser junto con la transpiración que mojaba toda mi ropa. También dejó salir el instinto más antiguo del hombre: el de supervivencia. Maldito mi cuerpo acostumbrado a la sociedad moderna con todas las ventajas, agua en la canilla de la cocina, la televisión por cable, aire acondicionado, teléfonos celulares, internet. Todo al tacho. No sabía como sentarme. Vendía mi alma al diablo si en cambio él me prometía ningún corte de luz más en el verano. El diablo no se presentó a la cita- o simplemente se burlaba de mí- y yo me quedó con mi cuerpo mojado, fumando, mirando como las estrellas se perdían el amanecer.

Pobre los tipos que hoy tenían que levantarse a trabajar, desvelados, sin agua para lavarse la cara. Pobres. ¿Tienen responsabilidad las autoridades locales? Pienso que no, pero podrían hacer algo para aliviar los males de nosotros, sus esclavos electorales. Más de 42 millones se gastaron en los tres espigones. Podrán tener muchos beneficios que no conozco, pero para mí, tanta cantidad de dinero para tener un balneario de 400 metros y evitar que se derrumbe un hotel que siguen llamando como ex turismo- esto no es falso, pero es mejor llamarlo con su nombre: Americas Best Inns & Suites Empedrado-, es demasiado cuando, por ejemplo, el hospital local tiene una sola ambulancia y cuando Aguas de Corrientes no puede abastecer la red de agua potable por no contar con un generador eléctrico entre millones de cosas.

Los empresarios del turismo se van a enojar, pero, el cuento del turismo cuando no hay infraestructura suficiente para mantenerlo es una fábula épica inventada para hacernos creer que vivimos en una “Perla” que en realidad no tiene mucho brillo. No porque no haya cabañas para alojarlos ni nada de eso, sino, porque no hay agua fría para darles de beber. No habló en Intendente, no habló en vice, ni ninguno de los Concejales para ponerse a favor del reclamo popular de mejor servicio eléctrico.

Las boletas llegan con montos que superan los 700 pesos, en algunos casos, que católicamente debemos pagar para que no nos corten inmediatamente la luz. Ellos sí pueden estafarnos impunemente, pueden cometer el crimen atroz de dejarnos sin energía para mantener a nuestros enfermos, pueden quitarnos el agua para beber, pero nosotros, pobres mortales, tenemos que pagar en tempo y forma los aumentos en la tarifa de estos desgraciados que, además, tienen el lujo de pedir que consumamos menos.

Escuché un comentario que decía: “Todas las casas tienen dos aires acondicionados”. Nada más equivocado e incongruente de los que no quieren ver. Mis vecinos, en los barrios menos paquetos, no tienen aire acondicionado. Gracias si hay un ventilador enclenque.

Es imposible producir lo que sea: alimentos, conocimiento, buen humor, hijos, de esta manera. Esto lo piensa Miguel, no los demás fulanitos. Mercadería que se fue al basurero, nebulizaciones para otro momento, ventiladores que refrescan a recién nacidos que encontraron en la noche el descanso merecido, esa es la crónica del día. Cada día me convenzo más que estoy en el lugar que tengo que estar, aunque me cague de calor y transpire horrores por mi sobrepeso.

Lindo regalo el de los Reyes. Los pibes se quedaron despiertos esperando, obligadamente, su llegada. No los vieron por la oscuridad. La larga noche oscura tuvo su lado agradable: contribuir a la fantasía de los chicos.